viernes, 15 de agosto de 2008

El Lugar...


Todos llegamos al Lugar tan hirientes como mal heridos, veníamos inseguros, desconfiados, desde un mundo pequeño atiborrado de prejuicios. El Lugar está dentro de otro lugar más amplio, limitado por alambres electrificados. Para los ojos de mi padre, un campo de concetración nazi: fue preso político. Pero no me quiero ir por la ramas, volvamos al Lugar. Aquí todo está pintado de naranja y blanco y las puertas se suceden a ambos lados de un largo pasillo; guardan historias que muy lentamente van saliendo a la luz para pertenecer al Lugar, ya que el Lugar necesita de claridad y trasparencia para hacer posible su cometido...
Por supuesto, también hay diferencias; y es en el modo de resolverlas que radica lo excepcional:
De los conflictos crecemos, me comentó un habitante del Lugar.
Y no fue lo único que me dijo, sino que comenzó a aconsejarme
No mires hacia afuera... mirate vos... conócete... descubrí tu interior.
No comprendí y comencé a pensar que todos éramos víctimas y ellos, los de guardapolvo blanco, eran los victimarios que pretendían lavarnos el cerebro con aquella retahíla de palabras e ideales. En especial uno muy pensante de ojos ingentes que me observaba de soslayo durante las charlas; se sentaba junto a otro, aún más intransigente e inexorable, que hablaba de las buenas y malas conductas como si fuese el dueño de la suprema verdad.
Ya estaba cansándome del Lugar, de reuniones y chácharas todo el bendito y maldito día hurgando en el pasado.
También comenzaba a sentir sensaciones físicas desconocidas: calores que me llevaban a la bronca, vacíos profundos en el estómago y persistentes taquicardias venidas de nos sé dónde ni para qué... el Lugar se ponía peligroso e insoportable.
Una tarde de miércoles me acometieron los deseos de vomitar mi malestar y sin pensarlo ventilé mis secretos más avergonzantes, me ví desnudo y vulnerable y sufrí los mismos miedos, el mismo dolor y la misma ira que una vez... Le daba inicio a mi tratamiento.
El Lugar nos reeduca, nos enseña lo ideal, nos muestra lo real y nos permite elaborar el pasado que por una razón u otra razón ha torcido el camino que veníamos andando.
El Lugar es un centro de conductas adictivas que funciona dentro de una cárcel de máxima seguridad.
El Lugar me ha devuelto a la vida y me ha marcado un rumbo; y creo, por lo que he experimentado durante cuatro años, que es la forma adecuada de resocializar al individuo con problemas de adicción y trastornos de conducta...
Seria beneficioso para todos si el Lugar se transformara en muchos lugares y la cárcel dejara de ser tan solo un lugar de encierro donde el transgresor purga su condena para luego salir al mundo sin herramientas, obligado a reincidir y a seguir siendo un eslabón más de una larga cadena.
Hay veces que pienso y me pregunto: ¿Qué puedo hacer yo para cambiar el sistema?...¿ Qué puedo aportar desde acá?
Hoy me contento, puesto que puedo contarles que aquí en la cárcel existe un Lugar donde se gestan cambios y renacen las personas.
Autor: Rodney Araujo
Referencia institucional: Escuela de Educación Media N° 8 Padre Carlos Mugica, UP N° 13- Junín, BUenos Aires, Argentina

jueves, 7 de agosto de 2008

LLegando al fin de los tiempos

"El presente sólo puede concebirse si es al mismo tiempo presente y pasado, ya que de otro modo no se explicaría que un presente pueda devenir pasado al ser suplantado por otro. El paso del presente sólo es pensable en función de una coexistencia paradójica del pasado y del presente. El campo que se invoca no es el de un pasado relativo al presente: en él coexisten todas las dimensiones capaces de actualizarse, y no sólo las que fueron en otro tiempo actuales. No es un receptáculo en el que vendrían a acumularse todos los antiguos presentes, sino que condiciona, por el contrario, la diferencia y sustitución de los presentes: él es el campo mismo de la diferencia de naturaleza. Es un pasado virtual."